El paisaje de los muertos

Llegan a mí en versos
Dibujando sueños incomprensibles
Me dejan cada noche un regalo en la puerta de mi infierno
Y los demonios los devoran para que el mensaje no se convierta en realidad

Sufre mi mente pesada
Arrastrada por los maderos de este barco náufrago
Y llego a la orilla serena sin el trofeo máximo
Solo un sabor dulce llena mi boca
Y suaviza mis labios
Que pronuncian nombres antiguos, jamás olvidados
Llenos de pasado y nostalgia

¿Qué quieren de mí mis muertos?
¿Por qué me conducen, casi de la mano, a sus paisajes pacíficos o violentos?
¿Existen en una realidad imposible o solo es otro producto más de mi mente enferma de soledad y confusión?

Viviré cada noche, bajo el letargo de la luna y el lobo febril, angustiada o alegre
Siendo visitada por fantasmas que no son míos
Mas de mí son, han sido y siempre serán
Más reales que la sangre que corre por mis venas

Vendrán con sus regalos y su compañía para que busque la sabiduría perdida de los años acabados,
de los muertos que viven en los rincones de una cabeza hinchada que no callará jamás

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